Auto-golpe en Polonia

Artículo publicado en mi sección quincenal “Tarjeta Azul” de La Nueva España el 20 de julio de 2017

Polonia ahonda en la senda autocrática. El ejecutivo ultraconservador del PiS acaba de impulsar dos reformas legislativas aprobadas por su amplia mayoría en el Parlamento que suponen la defunción de la independencia de poderes. Ambas leyes se unen a la crisis del Tribunal Constitucional de las navidades de 2015, cuando el nuevo Gobierno forzó la renovación de varios magistrados, bajo una interpretación sui generis de la propia regulación por la que se rige la elección de los mismos. Pero, ahora, con estas dos nuevas leyes el Ejecutivo pasa a tener el control directo del Poder Judicial, vulnerando la independencia de poderes consagrada en su Constitución.

A través de una de las nuevas leyes, el máximo órgano de gobierno de los jueces, el Consejo Superior de Justicia, lo que podría ser el Consejo General del Poder Judicial en nuestro país, pasaría a estar bajo el control directo del Ejecutivo, especialmente del ministro de Justicia que será el responsable de los nombramientos en tal institución. Recordemos que, en estos momentos, el ministro, Zbigniew Ziobro, ya actúa como fiscal general, a la vez que mantiene su escaño en el Parlamento polaco. Pero, además, a través de la otra ley, el propio Gobierno del país podrá remover a cualquier juez sin la necesidad, al menos, de explicar sus decisiones.

Para empeorar aún más la situación, el Ejecutivo ha enviado una nueva ley al Parlamento para revisar el sistema de nombramiento de los 90 miembros del Tribunal Supremo. De nuevo, sería el Gobierno y además, en este caso, la mayoría parlamentaria que lo sostiene, quienes decidirían la configuración del órgano judicial. Y no parece que tendrán dificultades elevadas para lograr su aprobación.

Así pues, si se une la revisión del Constitucional, del órgano de gobierno de los jueces, los nuevos poderes del ministro a la hora de remover a cualquier juez, y la toma del Tribunal Supremo, podemos afirmar, sin hipérbole alguna, que estamos ante un auto-golpe de Estado, que deja el Poder Judicial sin independencia alguna en manos directas del Ejecutivo.

Hasta ahora la respuesta a estas decisiones han estado protagonizadas por el Comité en Defensa de la Democracia, un movimiento civil que prendió en 2015 cuando el Ejecutivo del partido de Jaroslaw Kaczynski inició la campaña contra el Constitucional. Los partidos de la oposición se han unido ante tales reformas legislativas y los grandes grupos políticos del Parlamento Europeo. En todo caso, aún estamos pendiente de una respuesta contundente de la Comisión Europea -que tiene a disposición el artículo 7 del Tratado de la UE para perseguir la vulneración de derechos fundamentales-, de los gobiernos de los Estados miembros, entre ellos el español, y del presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk.

Europa se define en estos momentos críticos. No podemos tolerar un auto-golpe de Estado en la Unión. Levantemos la voz, exijamos una respuesta contundente y ayudemos a nuestros hermanos polacos ante esta agresión de su propio Gobierno. Nos jugamos la democracia de todos.

 

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