Una semana verde en el suroccidente

Artículo publicado en La Nueva España en mi sección quincenal «Tarjeta Azul» el 13 de noviembre de 2015

Además del trabajo legislador en el seno del Parlamento Europeo, los diputados debemos desarrollar una labor en la circunscripción. Para ello, aprovecho los fines de semana y, sobre todo, las «semanas verdes», tal y como se conocen en el argot comunitario. El Parlamento reserva varias semanas al año, en las que no se realizan trabajos netamente parlamentarios, para que los diputados podamos estar con más tiempo y dedicación en nuestras regiones. Así, la pasada semana estuve recorriendo los municipios del suroccidente asturiano.

El objetivo de estos encuentros es doble. Por una parte, nos permiten conocer de primera mano los problemas de nuestros conciudadanos, y nos aportan ideas y visiones nuevas, lo que supone un activo fundamental a la hora de orientar nuestro trabajo. Por otra, estas reuniones sirven también para dar a conocer la actividad del Parlamento Europeo que, aun cuando casi todo ya pasa por Bruselas, sigue siendo percibido con cierta distancia.

Pues bien, Allande, Cangas del Narcea, Degaña, Ibias y Tineo enfrentan serios desafíos víctimas de una demografía declinante y envejecida, que resta potencial de crecimiento, problemas en absoluto exclusivos de estos municipios, pero que sufren si cabe en mayor medida. Además, el lamentable comportamiento del gobierno de España con el futuro del sector minero, que aún cuenta con varios cientos de trabajadores, supone un lastre adicional. Para combatirlo el gobierno del Principado de Asturias está diseñando una agenda ambiciosa que contará con el apoyo de financiación europea para ser implementada.

Sin embargo, el suroccidente cuenta también con una tupida red de pequeñas empresas vinculadas al sector primario (agrícola, ganadero y forestal), pero también a la transformación (agroalimentación, vino, etc.) y al sector servicios (turismo, hostelería, servicios por internet, etc.) que no debe ser minusvalorada. En esos días, me encontré con multitud de pequeños empresarios que con serios sobrecostes están sacando adelante iniciativas ambiciosas y extraordinariamente positivas. Las insuficientes comunicaciones físicas, que necesitan de la anhelada vía La Espina-Ponferrada para conectar Asturias con el norte de Portugal vertebrando esta zona, y los problemas de conectividad a la red son cuestiones que deben ser abordadas con decisión para que el suroccidente astur tire con fuerza del desarrollo de Asturias.

También pude conocer a abnegados empleados públicos, de la educación y de la sanidad, que están desplegando toda su capacidad profesional para mantener servicios públicos de calidad. Y, por supuesto, un conjunto de jóvenes alcaldes con las ideas muy claras sobre el futuro de sus municipios y de sus ciudadanos, con equipos humanos de calidad extraordinaria. Son, todos ellos, ejemplos que hacen temblar los pesimistas discursos sobre su condición periférica.

Vuelvo, pues, a Bruselas cargado de energía para seguir trabajando, representando a mis vecinos y con la vocación europeísta más sólida, sabiendo que aun en condiciones adversas, hay un horizonte para toda Asturias. El ejemplo de la Natacha de Alejandro Casona sigue iluminando el suroccidente.

 

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