24 Nov Europa, Carlomagno, y Asturias.
Artículo publicado en mi sección quincenal “Tarjeta Azul” de La Nueva España el 24 de noviembre de 2016
El Parlamento Europeo no es solamente una cámara legislativa que aprueba reglamentos y directivas con la finalidad de mejorar las condiciones de vida de la ciudadanos, de modo que todos puedan recibir los beneficios del mercado interior y de la Europa unida.
Algunos pensamos que la puesta en valor del legado cultural común europeo es importante para estrechar los lazos entre los pueblos de nuestro continente, favorecer el disfrute popular de las artes, y construir la ciudadanía europea en el marco de la Europa federal.
De ahí que como eurodiputado vengo prestando mi apoyo a la iniciativa conocida como Vía Carlomagno, que pretende establecer un itinerario cultural a lo largo de todo el continente, enlazando los puntos geográficos que están relacionados con la figura histórica (pero también mítica, a través de la saga del caballero Roldán), de Carlomagno.
Ni que decir tiene que espero que Asturias pueda participar, y por tanto beneficiarse, de esta red turístico-cultural, fuente potencial de empleos de calidad, dada la estrecha relación que existió entre nuestro rey Alfonso II y el Emperador. Esta conexión histórica de respeto y colaboración mutua entre ambos, nos ha dado pie para presentar una iniciativa a la Comisión Europea para que tenga en cuenta a Asturias como lugar de encuentro entre la ruta carolingia y el camino de Santiago, y así reforzar los esfuerzos que está realizando el gobierno del Principado en su plan especial de 70 medidas en apoyo del camino de Santiago.
Carlomagno está considerado de hecho como el primer “padre” de la Europa unida, al recoger la tradición imperial romana y reformularla en clave estrictamente europea.
En el siglo IX de nuestra era, el imperio carolingio se extendía desde Alemania a Cataluña (conocida entonces como la marca hispánica) e incluía las actuales Francia, Bélgica, Holanda, Austria, Suiza y buena parte de Italia, prefigurando prácticamente la Europa de la Comunidad Económica del Carbón y del Acero de los años 50, además de suponer una síntesis franco-germana avant la lettre.
En los dominios de Carlomagno se unificó la moneda, lo que constituye un antecedente de nuestra actual moneda única, el euro, al introducir la libra y el dinar de plata, lo que impulsó el comercio ante la escasez de oro.
De ahí que también he propuesto a la Comisión Europea que aproveche los tipos de interés negativos para realizar una emisión de títulos de deuda a largo plazo, con los que financiar un verdadero plan de inversiones que saque a la economía del estancamiento, y que podrían denominarse “Bonos Carlomagno”.
Pero las aportaciones de Carlomagno no se limitaron a la política monetaria o la unificación política de la mayor parte de Europa occidental. El emperador también prestó especial atención a la educación y a la expansión del latín como lengua común de los europeos de la época.
En definitiva, con el proyecto de la Vía Carlomagno, se establece un círculo virtuoso entre la cultura y la economía, pues además de promover el conocimiento del primer gran líder político de Europa tras la caída del Imperio Romano, tenemos la oportunidad de impulsar un turismo de calidad en beneficio de todos los europeos, y por supuesto, también de los asturianos.
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