Breve nota sobre la oferta de Donald Tusk al Reino Unido

La oferta del Presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, sigue el esquema de la carta de David Cameron donde clasifica sus peticiones en cuatro grandes capítulos.  Siguiendo este sistema, evaluamos muy brevemente las propuestas de Donald Tusk, frente a las peticiones de Cameron y al compromiso europeísta de nuestro partido:

  1. Una regulación más eficiente, sencilla y transparente: Cameron exige a la UE que su actividad legislativa sea más simple y eficiente, minimizando los costes burocráticos para la actividad económica. Esta petición es muy genérica y en el mismo sentido responde Donald Tusk. En este sentido, el Consejo Europeo se comprometería a no impulsar una inflación legislativa que multiplique la burocracia, dañando así la competitividad de la economía europea.

Valoración: en términos generales este punto es muy abierto y poco concreto.  No debería generar problemas adicionales.

  1. Exclusión del Reino Unido del compromiso de los tratados para avanzar hacia una “ever closer unión”. Cameron había exigido excluir al Reino Unido de este compromiso, de tal manera que todos los avances hacia una Unión más sólida, especialmente en el entorno del euro, deberían dejar a un lado a su país. Donald Tusk acepta esta premisa pero encuadra tal opción bajo un marco en el cual el Reino Unido no pueda bloquear avances adicionales para el resto de países. En todo caso, en ambas cartas se afirma que la Unión no puede discriminar a países por su moneda y que, por lo tanto, no deberá impulsar regulación adicional que genere potenciales “barreras a la entrada” a los países de fuera del euro.

Negativo: el Reino Unido renuncia a avanzar en la consolidación de la Unión y, lo que es peor, en la actual redacción habría cierta inseguridad jurídica en la medida en que ese país se compromete a no bloquear los avances pro-integración del resto, siempre y cuando no supongan “barreras” entre países zona euro y el resto. En algunas ocasiones, nueva regulación para los países de la zona euro podría interpretarse como una potencial barrera para el resto de países.

Positivo: se clarifica la posición del Reino Unido. Además, si el compromiso de no bloquear el avance del resto de países se sustancia, permitiría una integración más rápida en el seno de la zona euro.

  1. Bloqueo de proyectos legislativos por parte de parlamentos nacionales. En la actualidad, los parlamentos nacionales pueden sacar una “tarjeta amarilla” a los nuevos proyectos legislativos que pudieran invadir sus competencias. Cameron exigía un control ex ante más férreo por parte de los legislativos nacionales. En la oferta de Donald Tusk los parlamentos nacionales tendrían doce semanas a partir de la publicación del proyecto legislativo elaborado por la Comisión para valorar y votar si tal iniciativa menoscaba el principio de subsidiaridad. Si el 55 por ciento de los parlamentos nacionales afirman en ese plazo que el proyecto se inmiscuye en sus competencias, el Consejo Europeo valorará la situación y podría retirar la propuesta de la Comisión.

Valoración: la Comisión ha aceptado esta oferta dentro del marco de su agenda para involucrar en mayor medida a los parlamentos nacionales de la agenda legislativa europea. Sin embargo, este poder de veto ex ante se incorpora al poder de veto ex post del Consejo, dentro del trámite legislativo, lo que dificulta la acción de la Unión Europea en su conjunto. En todo caso, tanto el plazo para emitir un dictamen por parte de los parlamentos nacionales, así como el quorum exigido, dificulta que tal reforma tenga implicaciones diarias en el trabajo legislativo. En todo caso, es un paso atrás.

  1. Libertad de movimientos de personas: David Cameron había exigido tener competencias plenas para limitar la entrada de personas procedentes de otros países de la Unión. Este punto era absolutamente inadmisible para la Unión. Donald Tusk ofrece una reforma legislativa para limitar en un momento dado los beneficios sociales de ciudadanos europeos procedentes de otros países de la Unión, pero no podría afectar a la propia libertad de movimientos ni a los beneficios de los presentes ya en el país.

Para instrumentar esta opción, el país debería alegar que los beneficios sociales de los nuevos residentes pondrían en peligro su estabilidad fiscal. Bajo esta cláusula, el país en cuestión debería emitir un informe a la Comisión y al Consejo Europeo. La Comisión estudiaría la situación y elaboraría un documento adicional para el Consejo Europeo. El Consejo Europeo, con toda la documentación, debería decidir si ese país puede o no usar dicha cláusula para limitar los beneficios sociales de los nuevos residentes. Esta limitación se extendería por cuatro años, prorrogables en periodos de dos años. Por otra parte, cualquier país podría deportar a un ciudadano europeo si lo considera una amenaza para su seguridad.

Negativo: se introduce una limitación clara a los beneficios sociales que cualquier ciudadano europeo. Se abre también una vía plena de inseguridad jurídica para deportar a ciudadanos por motivos de seguridad.

Positivo: no se limita la libertad de movimientos ni los beneficios sociales para ciudadanos europeos ya residentes en otro país. Además, la decisión final para activar la cláusula de sostenibilidad fiscal reside en el Consejo Europeo y no en un país particular.

 Conclusiones: la oferta de Donald Tusk responde a las peticiones del Reino Unido, intentando mantener la toma de decisiones comunes por parte de la Unión en el control de la emigración europea, dejando su potencial limitación a un procedimiento no discrecional. Sin duda, es un paso negativo, como lo es la renuncia del Reino Unido a un a “even closer unión”, aunque esto pudiera clarificar la situación de la Unión, siempre y cuando el Reino Unido mantenga el compromiso de no vetar la integración del resto de países. El control ex ante de los parlamentos nacionales incorpora también limitaciones adicionales, pero su uso se antoja complicado. Por último, los debates sobre la necesidad de una regulación más simple y menos burocrática adolecen de virtualidad alguna.

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