Artículo publicado en La Nueva España el 23 de agosto de 2018
Grecia se incorporó a la unión monetaria con tres años de retraso, en 2001, respecto al resto de países fundadores del euro. El incumplimiento de los criterios de Maastricht impidió su ingreso desde el primer momento, aunque cuando se sumó finalmente al club tampoco observaba con brillantez todos los compromisos. Desde esa fecha, la renta per capita en términos reales creció hasta el inicio de la crisis en 2008 un 29 por ciento, un 50 por ciento más que en el septenio previo, mientras el ahorro nacional se redujo a la mitad (en comparación con el PIB) y la inversión repuntó hasta el 27 por ciento del PIB, elevando las necesidades de financiación con el resto del mundo desde el 3 al 15 por ciento del PIB. En ese mismo periodo, desde el último año con dracmas en circulación hasta la caída de Lehman Brothers en la segunda mitad de 2007, el déficit público aumentó hasta el 6 por ciento del PIB, y el saldo estructural negativo, es decir, aquel que ignora la situación cíclica de la economía, superó el 11 por ciento del PIB, mientras la deuda pública no bajó del 100 por ciento del PIB.
Con este cuadro macroeconómico, Grecia afrontó la crisis financiera internacional con escasos instrumentos y antes de los duros ajustes de 2010, el país ya ofrecía un déficit público superior al 10 por ciento del PIB, pero un saldo estructural deficitario cercano al 20. Es decir, la economía griega, con independencia de la crisis, registraría un déficit público permanente de medio plazo de una quinta parte de su renta anual, lo que situaba al país en una espiral de deuda pública insoportable. Mientras, la deuda (pública y privada) con el exterior siguió creciendo hasta superar el 15 por ciento del PIB. Grecia no supo gestionar el boom posterior a su entrada del euro (amén de la manipulación estadística) y no tenía opción alguna ante la crisis. Recodemos que España entró en recesión con su superávit presupuestario del 2 por ciento y una deuda pública ligeramente superior al 30 por ciento, ambas cifras respecto del PIB nacional, y no lo pasamos demasiado bien.
23 agosto, 2018
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