Aproveché la recta final de la campaña electoral para acompañar al alcalde de Navia, Ignacio García Palacios, y a los compañeros de la agrupación socialista en un reparto por el mercado...

  (Artículo publicado en La Nueva España– 31/3/2016)

La pasada semana el terrorismo yihadista volvía a atentar contra Europa. En esta ocasión, los objetivos estaban localizados en Bruselas, el aeropuerto y la estación de metro más cercana a la sede de la Comisión Europea y del Parlamento. Si aún alguien consideraba que los atentados en París o en otras capitales europeas tenían un destinatario nacional, el golpe en Bruselas, directo contra las instituciones de la Unión, deja claro que la amenaza yihadista es contra todos los europeos. Europa es percibida como un enemigo para la visión cosmogónica de algunos islamistas, como lo son también otras instituciones dentro y fuera del mundo musulmán, que no comparten esa visión totalitaria de la vida.

Estos últimos días conocíamos también el atentado en Pakistán contra la comunidad cristiana que festejaba la Pascua, que se une a la actividad terrorista de Boko Haram en Nigeria, a los enfrentamientos armados en Yemen, y a tantos otros golpes en medio mundo. Suma y sigue en una espiral de violencia que no parece tener una solución cercana.