Comparecencia del candidato a director ejecutivo de la Autoridad Bancaria Europea en la comisión ECON

En la tarde de hoy, la comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo ha mantenido un diálogo con François-Louis Michaud candidato a director ejecutivo de la Autoridad Bancaria Europea (ABE) -institución que, como sabéis, preside el asturiano Manuel Campa- que deberá ahora lograr el respaldo de la cámara en una votación en la sesión plenaria de julio.

En mi intervención de esta tarde, he hablado de la posible reforma de la ABE, que ampliaría sus consecuencias en materia de lucha contra el lavado de dinero. Una reforma que, sin duda, sería muy positiva, puesto que las competencias con las que actualmente cuenta la ABE en este plano son muy limitadas y es muy necesario que exista una institución europea con verdadera capacidad de toma de decisiones en algo con tanta repercusión como el blanqueo de capitales.

Además, he felicitado al candidato por sus palabras iniciales, en las que ha subrayado la importancia de la transparencia y de ir más allá en ámbitos como la digitalización, la protección del consumidor, la adaptación del sector a la transición ecológica o la mayor presencia de mujeres en los cuadros directivos de la institución. «La ABE -creada en 2011- ha logrado grandes avances, pero también se enfrenta a importantes retos. (…) Y para hacer más, la ABE deberá hacer las cosas de manera diferente», ha afirmado Michaud antes de señalar esos ámbitos como centrales en las líneas de actuación y modernización durante su mandato si finalmente accede al cargo de director ejecutivo (número dos de la institución tras Campa).

El francés Michaud, que cuenta con más de dos décadas de experiencia en bancos centrales y agencias públicas vinculadas al sector financiero, es el segundo candidato a ocupar este puesto en la ABE al que votará el pleno, tras rechazarse el nombramiento del irlandés Gerry Cross el pasado mes de enero. En este vídeo (en inglés) explico brevemente los motivos que nos llevaron a oponernos a su designación.

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