El joven socialista, muy activo en la Comisión de Asuntos Económicos, cree que a menudo «se olvida que vivimos dos guerras civiles en el siglo XX y que ahora tenemos libertades individuales, derechos sociales, un estado de bienestar y una economía social y mercado envidiables. Seguimos siendo el espacio geográfico y la unidad política donde merece más la pena vivir».
El anuncio del galardón ha recibido críticas de quienes reprochan a la UE pasividad o falta de empatía. «Las políticas de austeridad, la crisis de refugiados, los problemas de seguridad, ‘Brexit‘… han generado un incremento de nacionalismos y populismos. Hemos ido pudiendo solventarlo en las citas electorales, pero más pronto o más tarde tendremos que abordar las causas de esa desafección creciente», asegura.
Fernández cree que el Princesa de Asturias puede ser catártico. «El premio es al proyecto, a los valores europeos. Confiamos en que tras las elecciones alemanas en septiembre vivamos un relanzamiento de la UE. El premio recoge no sólo 60 años de paz, sino que intenta, o así lo pensé, ser un aliciente para hacer de la ceremonia en Oviedo a finales de octubre el inicio de ese relanzamiento», señala.
El eurodiputado cree que es necesario romper una lanza por la UE y dejar claro de qué es responsable y de qué no. «Los últimos años han sido malos y los más jóvenes sólo hemos visto eso. Es necesario reenganchar a las nuevas generaciones, las que tienen Erasmus, libertad de movimientos, hacerles llegar que ese espacio es gracias a la UE».
Sin duda la situación de los refugiados es uno de los elementos más difíciles de la actualidad en Europa. Lo que ha provocado más división. «En crisis como la de los refugiados hay una confusión en torno a la responsabilidades. La Comisión y el Parlamento Europeo, en los dos últimos años, han propuesto sistemas de acogida, y han sido los Estados los que han bloqueado. El Gobierno español sigue sin cumplir los objetivos marcados incluso siendo poco ambiciosos», lamenta. «La opinión pública ha culpado a Europa y ha aumentado el escepticismo, cuando en realidad debería haber aumentado el europeísmo«, concluye.
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