Agotando la legislatura

La legislatura europea se está acabando. Apenas nos quedan algo más de dos meses hasta el último pleno, que se celebrará en Estrasburgo en Semana Santa. Sí, en Semana Santa. El Parlamento terminará sus actividades el jueves 18 de abril, quizá pendiente de la negociación del Brexit, que pudiera exigir alguna cita extraordinaria en mayo.

Nos quedan, pues, ya tan sólo diez de semanas para intentar cerrar acuerdos en los distintos dosieres pendientes. Con todo, a diferencia de lo que ocurre en España, las propuestas legislativas de la Comisión Europea no decaen con la celebración de elecciones, de modo que siempre hay una valoración qué hacer: alcanzar un consenso hoy, o esperar al próximo mandato; obviamente dependiendo de las mayorías que uno tiene y las que pudiera aglutinar en el futuro. Sin embargo, más allá de esta valoración, los acuerdos se vuelven cada vez más difícil según se agota la legislatura. La búsqueda de una mayoría parlamentaria que permita tramitar una propuesta se basa siempre en concesiones, en transacciones entre el mundo ideal y la realidad concreta de la composición de la cámara en ese momento. Eso exige delimitar bien los objetivos irrenunciables o de los transables, y evaluar este mismo análisis en el resto de diputados para vislumbrar si es o no posible la configuración de una mayoría. Y este proceso necesita, ante todo, la voluntad de llegar a un acuerdo, voluntad que se va reduciendo, como decía, a medida que se acercan las elecciones. Parece que, en las proximidades de unos comicios, la mayoría de los diputados consideran más difícil explicar esas negociaciones ante sus electores.

De este modo, cierto o falso, la verdad es que el Parlamento está delimitando ya qué propuestas podrían cerrarse en esta legislatura, cuáles plantean tales retos políticos que parece difícil su aprobación y cuáles dejar ya para el próximo parlamento porque no hay tiempo para todo. Además, se encuentran también los proyectos legislativos que ya están en trílogo, en pleno negociación con el Consejo, donde el ejercicio de evaluación es similar, pero incorporando las funciones objetivo de los distintos gobiernos nacionales.

Y junto a estos análisis políticos, las conversaciones en los pasillos del Parlamento se vuelven cada vez más humanas. Por una parte, algunos diputados anuncian vuelta a la arena política nacional o directamente su jubilación. Otros aparecen situados en posiciones comprometidas en las candidaturas de sus partidos, ya aprobadas en casi todos los países, y comienzan a dedicar más y más de su tiempo a realizar campaña sobre el terreno. Y, por último, algunos se encuentran situados en posiciones de salida ante las próximas elecciones y comienzan a evaluar y analizar el juego de poderes e influencias para el mandato que viene. Tal es así que cuando lo diputados nobeles lleguen en julio, la mayoría de las decisiones ya habrán sido tomadas por esos diputados que saben de su continuidad. Doy fe de ello tras mi entrada en la Eurocámara en julio de 2014.

En fin, parece que la legislatura se agota. Es momento de hacer revista y replantearse el futuro de la Unión… y de uno mismo.

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