Días de investiduras

El pasado lunes empezamos la semana con la investidura del nuevo Presidente del Gobierno del Principado de Asturias. Más allá de otras consideraciones, es muy grato para mí ver a mi compañero y amigo Adrián Barbón en tan alta magistratura. Hace ya más de veinte años de nuestro primer encuentro en alguna reunión de Juventudes Socialistas, a final de la segunda parte de los noventa. Siempre vi en él una persona con inteligencia, compromiso y capacidad de trabajo. Una amistad que se ha prolongado en estas décadas, en cualquier situación por problemática que pudiera ser, e incluso cuando mi militancia era menos intensa en Asturias, por mi desplazamiento a Madrid tras finalizar la licenciatura. Adrián Barbón luce, además de mis valoraciones previas, una bonhomía reseñable que le acompañará en esta nueva misión. También, en términos generacionales, debo destacar este cambio que, de alguna manera, nos hace tener presente la responsabilidad que mi generación comienza a afrontar en la vida, con el ejemplo de quienes nos han dado el testigo, en este caso Javier Fernández. ¡Suerte Presidente!

Pero tras la investidura en Asturias, al día siguiente, nos enfrentamos ante el mismo proceso en la cámara parlamentaria europea. Los socialistas habíamos recibido muy insatisfactoriamente a Ursula von der Leyen, tras el acuerdo del Consejo Europeo. El proceso por el cual fue descartado nuestro líder Frans Timmermans, vetado por aquellos a los que combatió por defender el Estado de Derecho, fue una muy mala noticia para esta Europa. Por ello, veíamos con mucha distancia la posibilidad de llegar a un acuerdo de investidura con la candidata alemana. En todo caso, haciendo gala del mayor pragmatismo posible, buscando siempre la posibilidad de avanzar en cualquier terreno, seña de identidad de la socialdemocracia, se iniciaron las negociaciones.

Tras su comparecencia en nuestro Grupo las sensaciones no fueron mejores, pero finalmente al inicio de esta semana nos remitió una carta por escrito con sus compromisos. Ese fue el inicio de un cierto cambio en nuestras percepciones.

Von der Leyen respaldó decididamente el combate a aquellos Gobiernos que cuestionan el Estado de Derecho, avanzó un plan democrático robusto y se comprometió a una serie de cuestiones en materia social, de género y ambientales. Puso su firma a una carta exigiendo un presupuesto para la zona euro, el desarrollo de un reaseguro de desempleo común, el despliegue de las medidas fiscales en sociedades y entorno digital, el marco común de salarios mínimos, la presencia de mujeres en Consejos de Administración, el desarrollo de una política exterior multilateral, etc. Y tras su carta, su discurso ante la cámara acabó por convencer a los más dubitativos porque repasó punto por punto todos sus compromisos ante todo el hemiciclo y lo hizo con un estilo propio, que contrastó con el modo más plano de las intervenciones de Juncker en los últimos años.

Además, como asturiano, y después de los compromisos adquiridos en la campaña electoral, Ursula von der Leyen incorporó a su agenda, no con pocas presiones por nuestra parte, el desarrollo de un control en frontera para evitar la fuga de carbono a terceros países y la creación de un fondo específico para las regiones en transacción energética, como la nuestra. ¡Gran avance!

Así pues, el conjunto del grupo socialista acabó respaldando su candidatura, aunque con, al menos, tres reservas. En primer lugar, debemos reimpulsar las listas transnacionales y la parlamentarización de la investidura y, por ello, esta candidata inicia su mandato con un cierto pecado original. En segundo lugar, nuestro respaldo ayer en la investidura no prejuzga nuestro voto al conjunto del Gobierno a final de octubre. A diferencia de España, en la Unión Europea, el Parlamento debe aceptar a cada de uno de los candidatos ministeriales (Comisarios) y al conjunto del equipo de gobierno. De este modo, nos reservamos nuestro voto a la espera de conocer el Colegio de Comisarios que debe dar continuidad a sus compromisos personales. Y, por último, nuestro voto no es un cheque en blanco para los próximos años, sino un gesto de confianza que deberá ser revalidado con cada nueva iniciativa legislativa, donde la opinión y el voto de nuestro grupo serán fundamentales a la hora de constituir posibles mayorías.

En fin, la próxima semana se inicia la otra investidura, la del Presidente del Gobierno de la Nación, Pedro Sánchez. Confío en que los egoísmos de algunos se orillen y seamos capaces de tener un Gobierno estable para afrontar los relevantes retos de nuestro país y disponer de una voz fuerte, como en el último año, en Europa.

 

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