29 Ene Entre la exitosa presidencia española y las elecciones
Artículo publicado en La Nueva España el 17 de enero de 2024.
El pasado año concluyó en la Unión con el cierre de la presidencia española del Consejo, un semestre fundamental en esta fase ya última de la legislatura europea donde los expedientes se acumulan y deben ver todos ellos la luz antes del pleno final del mes de abril. Quizá en España, los comicios electorales del pasado julio y el largo periodo de negociaciones para la conformación de una mayoría parlamentaria, con una investidura fallida por el medio, ha impedido percibir la relevancia de la presidencia de nuestro país. Sin duda, la inflación de noticias, rumores y bulos no ayuda a separar el trigo de la paja en el debate público de nuestro país. La multiplicación de programas supuestamente informativos cuyos métodos de comunicación están replicados de las “salsas rosas” del corazón, ocupando incluso las mismas franjas horarias, impiden una percepción algo más certera de lo que acontece más allá de la M-30. Pero, en fin, esos son otros problemas que no estoy en condiciones de abordar hoy.
En todo caso, si quería compartir contigo, querido lector, el éxito indiscutido de la presidencia española del Consejo, que ha logrado conformar acuerdos entre los Estados allí donde no los había, véase la revisión de las reglas fiscales, y cerrar negociaciones con el Parlamento en aquellas áreas que ya venían algo más avanzadas, por ejemplo, sobre la inteligencia artificial. Así, el número de expedientes acordados supera con mucho los indicadores de las últimas presidencias, Francia incluida, y nos conduce ya hacia estos meses bajo presidencia belga a completar algunas negociaciones fundamentales como la referida anteriormente sobre la gobernanza fiscal de la Unión, cuyas nuevas reglas deben acordar darse definitivamente con el Parlamento en este inicio de año. De este modo, y más allá del ruido de la arena pública, España ha completado un semestre del que podemos estar orgullosos, aunque lamente la escasa contribución de tales trabajos para profundizar en un debate público constructivo.
Por su parte, la presidencia belga afronta un semestre marcado por las elecciones europeas del próximo junio. El Parlamento celebra su último pleno a finales de abril, de tal modo que apenas disponemos algo más de un trimestre para cerrar negociaciones entre los Estados y nosotros en áreas y materias que no se pueden posponer. Y quizá en esa lista de cuestiones improrrogables está la revisión del presupuesto de la Unión para la segunda parte del periodo 2021-27 y, como decía previamente, las reglas fiscales. También hay cuestiones relevantes vinculadas a la agenda industrial de la UE, como la puesta en marcha de un primer diseño de “proyectos estratégicos” con financiación especial, o el reglamento para impulsar nuevas industrias no emisoras de carbono.
Por todo ello, y aún con las elecciones en el horizonte inmediato, no hay tiempo que perder. Adelante.
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