
06 Mar Hacia la Unión Europea de la Defensa – La Nueva España
Artículo publicado originalmente en La Nueva España el 6 de marzo de 2025.
Mientras usted lee esta breve columna hoy jueves, día 6 de marzo, el Consejo Europeo, conformado por los jefes de Estado o de gobierno de los 27 países de la Unión junto a su presidente, Antonio Costa, se encuentran debatiendo una nueva estrategia de defensa, acompañados por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que ayer presentó un primer papel sobre el tema. También se ha incorporado a esta cita el presidente Zelensky, dado que la seguridad del continente pasa también por el futuro de Ucrania.
No hace falta que le avance, porque ya lo sabe, que la Unión no puede seguir delegando gran parte de nuestra seguridad a Estados Unidos, cuya nueva administración presidida por Donald Trump está más interesada en establecer buenas relaciones con Putin que en hacer valer los principios de la democracia liberal, que el propio Trump ataca en su país. En el fondo de este nuevo juego de alianzas de Trump pudiera estar el propósito de ganar apoyo en Rusia para avanzar en su estrategia frente a China. No lo sé. Lo que está claro es que Europa es, cuando menos si no algo peor, prescindible para el nuevo inquilino de la Casa Blanca.
Hay quienes recibieron en Europa la victoria de Trump recordando su primer mandato, marcado por muchas palabras y pocos hechos. Sin embargo, esta vez es diferente. Así lo escribí en mi columna en este diario el 31 de octubre, en la víspera de las elecciones: «el supuesto caso de una victoria de Trump supondría un antes y un después en el país más influyente del mundo. Un escenario que supondría, sin hipérbole alguna, un auténtico shock para todas las democracias, más allá del impacto económico y social esperado». El 10 de enero, unos pocos días antes de su toma de posesión, comentaba también este periódico: «Pese a su grandilocuencia y necedad, no debiéramos, los europeos, interpretar tales palabras como mera retórica. No lo son. Y como tal, deberíamos preparar nuestra propia estrategia. Dejemos de tratar a Trump sólo como un charlatán. Es la mayor amenaza para la democracia y el bienestar en el mundo». Siento mucho no haberme equivocado hasta ahora. Desearía estarlo en el futuro.
«Es necesaria financiación genuinamente europea, como lo es también coordinar y ordenar las inversiones desde una perspectiva comunitaria para evitar una carrera armamentística sin ganancias de eficiencia e interoperabilidad»
No hace falta repasar todas las medidas anunciadas y las órdenes ejecutivas firmadas por Donald Trump para entender que estamos ante un mundo bien distinto al que algunos conocemos desde que tenemos uso de razón. Tomemos esta frase acerca de su ambición imperialista sobre Groenlandia pronunciada esta misma semana en su discurso ante el Congreso como último ejemplo de ello: «De una u otra manera, vamos a conseguirlo». Por cierto, en su comparecencia reconocía también que sus aranceles van a generar «pequeñas turbulencias» en la economía americana. Está bien que así lo reconozca cuando la Reserva Federal de Atlanta estima una contracción del PIB en este primer trimestre del 2,8 por ciento. Sobre la encerrona a Zelensky la pasada semana en el Despacho Oval, poco que añadir por mi parte. Usted lo vio con sus propios ojos.
Así las cosas, Europa no tiene otro camino que asumir la responsabilidad de su seguridad. La Comisión puso ayer sobre la mesa un borrador donde apuesta por no computar el gasto en defensa en la supervisión de las reglas fiscales, y pone a disposición de los Estados un nuevo fondo de liquidez de 150.000 millones. Sin embargo, ambas medidas dejan recaer el esfuerzo financiero de manera exclusiva en los hombros de los Estados miembros, cuyas deudas públicas ya son elevadas en muchos casos y, además, en un entorno inflacionario bien distinto al vivido durante la covid que facilitó la híper-expansiva política monetaria del BCE. No estamos ahí ahora y la guerra arancelaría amenaza con complicar la gestión de la inflación, reduciendo así el espacio de maniobra del BCE para acompañar los esfuerzos fiscales de los Estados. Es necesaria, por tanto, financiación genuinamente europea, como lo es también coordinar y ordenar las inversiones desde una perspectiva comunitaria para evitar una carrera armamentística de cada uno de los Estados en un camino de incremento del gasto sin ganancias de eficiencia e interoperabilidad. Es decir, es urgente una defensa europea eficaz y no 27 defensas nacionales disparadas en gasto.
Y es urgente, también, recobrar el ánimo que en estas últimas seis semanas de caos y conflicto importado desde Estados Unidos podamos haber perdido, aferrándonos para ello a la única certidumbre a nuestro alcance: los europeos nos debemos, más que nunca, los unos a los otros. Trabajo y confianza.
Sorry, the comment form is closed at this time.