La conformación del nuevo gobierno europeo – La Nueva España

Artículo publicado originalmente en La Nueva España el 19 de septiembre de 2024.

 

La legislatura sigue transitando con cierta normalidad en un entorno muy inestable derivado de la presencia incrementada de la extrema derecha en el Parlamento, pero especialmente en el Consejo dada su participación en gobiernos de distintos Estados miembros. En todo caso, hasta ahora las fuerzas europeístas estamos logrando mantener el espacio de colaboración tradicional, pero el margen de maniobra es estrecho. La investidura de Ursula von der Leyen se salvó con un acuerdo a cuatro bandas, entre populares, socialistas, liberales y verdes, como comentaba en mi última columna, pero el camino que se abre ahora ante nosotros hasta que tengamos un gobierno en pie en la Unión continúa, y las incertidumbres siguen muy presentes.

A diferencia de España donde el presidente, una vez lograda su investidura, nombra directamente a su gobierno, en la Unión el proceso es menos sencillo. Por una parte, en el ejecutivo comunitario, la Comisión, debe haber un “ministro europeo” de cada país. De este modo, la presidenta electa ha estado negociando con los gobiernos de cada Estado desde su investidura para definir perfiles, carteras y finalmente el nombre de los futuros comisarios. Ese proceso ha llegado a su fin este pasado martes, día en el que Ursula von der Leyen hizo pública su propuesta del Colegio de Comisarios al completo. Ahora, se inicia, pues, la segunda etapa, los exámenes que el parlamento realiza a cada uno de los candidatos que deben ser ratificados, o no, de manera individual durante el mes de octubre para dar paso, después, en su caso, a la aprobación o rechazo del conjunto del gobierno en noviembre. Se abre, entonces, un periodo de análisis de los candidatos, sus puntos fuertes y débiles, el repaso a sus actividades previa, y la preparación de esos exámenes que son una prueba de fuego para cada uno de ellos, toda vez que el Parlamento suele hacer valer su poder haciendo caer siempre a alguno de ellos.

Pues bien, cabe destacar que la nueva Comisión se escora hacia la derecha, dada la presencia mayoritaria de gobiernos conservadores en la Unión. En este sentido, por ejemplo, se incorpora un candidato a propuesta de Italia, Raffaele Fitto, cuya presidenta del gobierno, Giorgia Meloni, no apoyó la nominación de Ursula von der Leyen como candidata a presidir la Comisión, y cuyo grupo parlamentario a la derecha del PP, Conservadores y Reformistas Europeos, votó contra su investidura el pasado julio. Sin duda, el examen de este candidato, que había sido eurodiputado y con quien coincidí en las reuniones del Comité de Asuntos Económicos, será complicado. En todo caso, y con independencia de este caso, la presencia de candidatos a comisarios del PP es mayoritaria en la propuesta realizada por Ursula von der Leyen, como digo, debido al incremento del poder nacional de la formación democristiana, así que nos abocamos a una legislatura complicada para los progresistas.

Con el intento de contra-balancear esa presencia conservadora, Ursula von der Leyen ha situado como vicepresidenta primera de la Comisión a la española y socialista Teresa Ribera, lo que la convierte en la número dos del ejecutivo comunitario. Además, la cartera que se le ha asignado, aunando la poderosa área de competencia junto a la dirección de la transición verde de la economía, supone situar a Ribera en una posición de poder clave y extraordinaria. Como titulaba el periódico comunitario Politico, nunca ha habido una cartera tan poderosa en Comisión alguna. Asimismo, von der Leyen ha dado una segunda vicepresidencia al grupo socialista, que sólo contara con cuatro miembros en el Colegio de Comisarios, a la rumana Roxana Mînzatu al frente de las políticas de empleo. Sin duda, el peso socialista se verá mermado en este mandato, pero, al menos, se percibe un intento de potenciar a los comisarios progresistas que tienen por delante un trabajo difícil en seno de la Comisión.

En todo caso, ni los actuales nombres, ni las carteras están totalmente cerradas a la espera de los exámenes parlamentarios. Parece difícil que el actual candidato húngaro, Olivér Várhelyi, al que le han asignado salud y bienestar animal tenga una comparecencia sencilla; habrá que ver cuál es destino de Raffaele Fitto, que encontrara una dura oposición, entre ellos la de los socialistas; y, además, siempre hay alguna sorpresa con algún candidato no lo suficientemente preparado para el puesto.

De momento, los españoles podemos estar muy satisfechos con la nominación de Teresa Ribera y la responsabilidad que se le ha entregado. Los progresistas contamos con ella para co-dirigir una legislatura con un sesgo conservador que habrá que encauzar y gestionar. En Parlamento, el grupo socialista hará su trabajo para la consecución de nuestros objetivos. Por cierto, Mario Draghi presentaba esta semana su informe sobre la competitividad en Europa apostando por redoblar los esfuerzos de inversión colectiva con financiación comunitaria, siguiendo el ejemplo del NextGenerationEU. ¡Allá vamos!

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