
21 Oct Las cosas se complican por Bruselas – La Nueva España
Artículo publicado originalmente en el periódico La Nueva España, el 19 de octubre de 2024.
Intento salvar un hueco en la agenda para escribir esta columna quincenal, con la que aspiro a rendir cuentas ante los asturianos, en semanas muy cargadas de trabajo. No he podido llegar a redactar este artículo para el reciente jueves, cuando debería publicarse, pero no querría dejar pasar la semana sin comentar la actualidad europea porque están pasando cosas muy preocupantes.
En estas semanas, no estamos aún centrados en el trabajo legislativo ordinario, sino en analizar a los candidatos a Comisarios propuestos el pasado septiembre, la preparación de las preguntas escritas que deben responder en los próximos días, y en el diseño de las audiencias públicas y las cuestiones orales que les haremos en sede parlamentaria. El grupo de los socialistas y demócratas en la cámara tenemos que sintetizar nuestro mensaje, fijar objetivos y delimitar los compromisos que esperamos extraer a los candidatos.
Pero esta actividad de fondo, que llega a ser frenética, se entremezcla con la actualidad política, y, como decía, las cosas se están poniendo feas, no ya sólo para los socialdemócratas, sino especialmente también para los europeístas. Veamos.
Informaba hace algunas semanas del buen resultado del debate de investidura de Ursula von de Leyen el pasado julio, donde las fuerzas proeuropeas, a saber, populares, liberales, verdes y socialistas, habíamos protegido nuestro espacio de colaboración ante la amenaza de creciente de los euroescépticos o directamente antieuropeos, todos ellos repartidos en los tres grupos parlamentarios a la derecha del Partido Popular Europeo. En aquellas negociaciones, el PP se había mostrado muy activo en su intento de incorporar al grupo parlamentario europeo que comparten, entre otros, Giorgia Meloni y el partido Ley y Justicia polaco, ECR, a la mayoría de gobierno. Aquel intento fracasó gracias a la fortaleza y la unidad de los socialistas, la colaboración de los verdes, junto al apoyo de los liberales más europeístas. Sin embargo, el PP insiste en la misma estrategia, y la composición de la Comisión le ha dado la posibilidad de avanzar en su alianza con ECR.
En ejecutivo comunitario debe haber un comisario por cada país, así pues, todos dábamos por descartado la entrada de un candidato italiano de la confianza de Meloni. Los hemos tenido de Viktor Orbán o de Ley y Justicia. Ahora bien, Ursula von de Leyen, que no contó con el apoyo de Meloni en su nominación como candidata a presidir la Comisión en el Consejo Europeo, ni con el respaldo de ECR en su investidura, decidió otorgar al candidato italiano Raffaele Fitto un rango de vicepresidente, además de una cartera relevante, Cohesión.
Pero, aún peor, el PP en el parlamento ha diseñado una campaña para salvar a Fitto de cualquier situación incómoda en las audiencias públicas, haciendo indistinguible su estrategia para defender a los comisarios propuestos por el PP del propio candidato italiano. Para ello la fijación del calendario de las audiencias era un tema clave, y el PP sacó adelante su propuesta con el apoyo no sólo de ECR, sino también de los Patriotras de Viktor Orbán, y los Soberanos de los nazis alemanes, con el voto en contra de las fuerzas europeístas, socialistas, liberales y verdes.
«La Comisión liderada Von der Leyen filtró un supuesto documento de trabajo en el que se proponía destinar toda la financiación de la política de cohesión a programas de competitividad»
A todo esto, esta semana, veíamos en los márgenes del Consejo Europeo, la reunión de varios líderes nacionales, encabezada por Meloni, en la que la italiana exponía su plan de creación de centros de internamiento en Albania, acompañada de Von der Leyen y Orbán, junto a otros primeros ministros. Una estrategia ante la inmigración que supone una grave violación del derecho al asilo y la ausencia de cualquier conciencia cívica y de respeto a la dignidad de las personas.
Por último, en otro orden de cosas, la Comisión actual liderada por la propia Von der Leyen filtró un supuesto documento de trabajo en el que se proponía destinar toda la financiación de la política de cohesión a programas de competitividad. Sin duda, hay que mejorar la dotación financiera para acelerar el crecimiento de la economía europea, pero no puede ser a costa de hacer desaparecer el corazón de la Unión, que no es otro que sus políticas de cohesión. Días después, la Comisión afirmó que tal documento ni era oficial ni estaba en su agenda de trabajo. Inquietante.
En fin, los socialistas, y especialmente, los españoles estamos muy orgullosos de la candidatura de Teresa Ribera, como vicepresidenta primera y al frente de las políticas de competencia y transición. Estamos también satisfechos del trabajo de la pasada legislatura, donde logramos con el apoyo que la ciudadanía nos dio en las urnas, una respuesta a las crisis sanitarias, económicas y sociales que vivimos a la altura de una Europa que protege. Ahora bien, esta legislatura, tras unos primeros compases bastante razonables, parece que comienza a deslizarse por una senda muy preocupante. Preocupante para los progresistas, pero también para cualquier europeísta que bien sabe que nada bueno puede salir de una colaboración del Partido Popular con todas las derechas euroescépticas o antieuropeas que tiene, valga la redundancia, a su propia derecha. Atentos.
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