18 Nov Lo que hay detrás del bloqueo a Ribera – La Nueva España
Este artículo fue publicado originalmente el 16 de noviembre en el periódico La Nueva España.
Días muy difíciles por el Parlamento Europeo. Jornadas maratonianas desde las ocho de la mañana hasta más allá de las doce de la noche. Reuniones formales e informales. Cafés, pasillos y ascensores. Negociaciones en el Parlamento y encuentros en el edificio de la Comisión. Y, aun así, todavía no hemos logrado evaluar a cada uno de los miembros del Colegio de Comisarios. Todas las aprobaciones de los candidatos a las diferentes vicepresidencias están paralizadas. También el candidato húngaro a comisario. En principio, en la última semana de noviembre deberíamos votar en pleno el conjunto del nuevo ejecutivo europeo. Para llegar allí, la próxima semana tenemos que cerrar ya la evaluación de los candidatos bloqueados, entre ellos, la española Teresa Ribera. Veamos.
Tal y como he comentado en esta tribuna, el pasado julio, populares, liberales, verdes y nosotros votamos la investidura de Ursula von de Leyen como presidenta de la Comisión. Su candidatura había sido lanzada semanas antes por el Consejo Europeo, bajo un acuerdo de los líderes de los gobiernos nacionales de esas mismas familias políticas. El pacto, tanto en el Consejo como en el Parlamento, recogía también la reelección de la popular maltesa, Roberta Metsola, como presidenta del Parlamento Europeo; de la liberal estonia, Kaja Kallas, como “ministra de asuntos exteriores” en sustitución del excelente Josep Borrell; y del socialista Antonio Costa como presidente del Consejo. La candidata española a una vicepresidencia de la Comisión, Teresa Ribera, terminaría de configurar un acuerdo con equilibrios territoriales, políticos y de género.
Ahora bien, una vez configurados estos acuerdos sobre la histórica relación de las fuerzas europeístas, la propia Ursula von der Leyen y el PP europeo habrían alcanzado un acuerdo bilateral con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, para atender sus preocupaciones, otorgándole a Italia ya no sólo un comisario -como está estipulado en los Tratados- sino una vicepresidencia en la figura de Raffael Fitto. Este pacto alternativo resulta aún más llamativo habida cuenta de que Meloni no apoyó la candidatura de von der Leyen en el Consejo, y de que su grupo en el Parlamento, llamado Conservadores y Reformistas (ECR) y donde se sitúan también los polacos de Ley y Justicia, tampoco respaldaron su investidura en la Eurocámara. Es evidente, pues, que el PP aspira a toda costa a galvanizar su relación con esa extrema-derecha.
Con estos datos en mente, las audiencias de los candidatos a comisarios se iniciaron la semana pasada. Cada comité parlamentario fue evaluando y aprobando en todos los casos, a excepción del húngaro Olivér Várhelyi, a los distintos candidatos. Tensiones habituales, y acuerdos. Sin embargo, el pasado martes, el día que concentraba las audiencias de los seis candidatos a vicepresidentes, el proceso ha explotado.
Seguramente, querido lector, haya leído mucho en estos días a cuenta de la evaluación de Teresa Ribera, pero los problemas empezaron antes, y espero ayudarte a configurar una visión más amplia de la jugada. A fin de cuentas, es importante no confundir los desencadenantes con las causas. Y la cuestión de fondo es que el PP europeo ha intentado hacer partícipe a los socialistas, liberales y verdes de sus acuerdos bilaterales con Meloni y con ECR. Nos exigieron votar a favor de esa vicepresidencia para el candidato italiano a cambio de cumplir con nuestros compromisos previos.
«El PP quiere involucrarnos a los demás en su alianza con Meloni. De este modo, lo que está en juego no es sólo el nombramiento de la candidata española, Teresa Ribera, sino la gobernabilidad de la Unión Europea, forjada a base de equilibrios y pactos entre europeístas»
Pues bien, ni los socialistas, ni liberales, ni verdes compartimos ni amparamos ese acuerdo. Ante nuestra negativa y nuestra exigencia de respeto a los pactos entre las fuerzas pro-europeas, el PP ha paralizado todo el proceso, tomando a Teresa Ribera como principal “rehén”. Es importante tener en mente que el PP podría cumplir sin nuestro concurso su arreglo con Meloni, habida cuenta de la mayoría derechista de la cámara. En ese caso, hablaríamos entonces de un doble juego del PP, manteniendo su pacto con las fuerzas europeístas mientras saca adelante su acuerdo con Meloni. Pero el PP quiere involucrarnos a los demás en su alianza con Meloni. De este modo, lo que está en juego no es sólo el nombramiento de la candidata española, Teresa Ribera, sino la gobernabilidad de la Unión Europea, forjada a base de equilibrios y pactos entre europeístas. No estamos, pues, ante una extensión de los problemas españoles a Bruselas. No, fundamentalmente. Estamos ante una revisión de la estrategia del centro-derecha continental. No es retórica.
Ayer mismo, esa nueva coalición derechista y anti-europea liderada ahora por el PP, y que incluye a los de Meloni y Ley y Justicia, a los pro-Putin de los Patriotas con Orban al frente, y también a los nazis de Alternativa por Alemania, votaba unida la devaluación de la ley contra la deforestación, un texto que había sido negociado y acordado previamente por la mayoría pro-europea. Con este paso, esa mayoría, que venía aprobando resoluciones políticas en la cámara desde el inicio del mandato, sanciona ahora también iniciativas legislativas.
El salto en gravedad es extraordinario, y aún lo es más el bloqueo al nombramiento de la candidata española a cuenta de sus pactos con Meloni. Estamos, pues, en un momento de extremada relevancia, la redefinición (o no) de las fuerzas de gobierno en la Unión. Atención máxima.
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