12 May Se inicia la campaña

En la medianoche del pasado jueves se iniciaba una nueva campaña electoral, en esta ocasión para decidir quiénes dirigirán los ayuntamientos y el futuro de nuestra Asturias. Las esperanzas de la ciudadanía, los problemas del día a día y los grandes horizontes copan los titulares de los medios comunicación. Y, poco a poco, en las conversaciones en las casas y en las calles se comienzan a escuchar reflexiones, ideas y decisiones también sobre el sentido de nuestro voto. Aun cuando estas campañas han pasado a ser ya la realidad cotidiana de nuestra democracia, con otra cita electoral a final del año y elecciones europeas en doce meses, no debemos pasar por alto la transcendencia del derecho al voto y el marco de libertades individuales en el que vivimos, un modelo que sigue suponiendo un oasis en términos históricos, pero también una excepción en el inmediato presente ante la ola iliberal, totalitaria y nacionalista que recorre el mundo.

Ciertamente, es necesario fijar los cimientos de un renovado orden multilateral que minimice las posibilidades de confrontaciones bélicas con vías de comunicación ante retos globales como el cambio climático o la proliferación nuclear donde lo que está en juego es la propia existencia del ser humano. Pero también hay que tener presente que tal orden resultaría más productivo y liberador si las democracias trabajasen unidas. Esta reflexión es necesaria a la hora de establecer un marco de conversaciones con China, por ejemplo, pero también nos es útil para definir nuestra posición ante la agresión de un régimen no democrático, como el ruso, sobre un país que aspira a replicar nuestros estándares de organización social, Ucrania.

En fin, sirvan estas pinceladas previas para introducir no sólo la campaña electoral presente, sino también la celebración del Día de Europa, el pasado 9 de mayo, que al Parlamento Europeo le pilló trabajando en un pleno en Estrasburgo, con el discurso del Canciller alemán Olaf Scholz ante la cámara. Su intervención estuvo muy centrada en definir el papel de la Unión en el mundo, en la estrategia a seguir con China -un asunto de primera magnitud en el que estamos escuchando distintas aproximaciones-, las relaciones transatlánticas y la cooperación con el continente africano. Scholz redobló también su compromiso con Ucrania y apenas se introdujo en política local, sólo un breve apunte para respaldar el necesario paso desde la unanimidad a la mayoría para las propuestas en materia fiscal. No dio Scholz grandes titulares, pero su comparecencia ante la sede de la soberanía europea es relevante en sí misma.

Por lo demás, y volviendo a Asturias y a nuestra campaña, las próximas semanas serán trepidantes, especialmente para los candidatos, pero también para la prensa, que nos acerca la actualidad, y, antes o después, para todos nosotros. Cabe preguntarse cómo los actuales dirigentes regionales y locales han abordado los desafíos de estos últimos años y en qué medida unos y otros han cumplido su programa electoral a la luz del apoyo recibido. La covid primero y los efectos de la guerra en Ucrania, después, han supuesto profundos cambios imprevistos, y quiero poner en valor el trabajo del Gobierno de Adrián Barbón.

Recuerdo muy bien la celeridad y la cercanía en la respuesta del Ejecutivo regional, y el liderazgo de Barbón en aquellos momentos, que logró un respaldo transversal en Asturias. Con independencia del voto previo, percibí un reconocimiento muy amplio ante el estilo y el compromiso del Presidente en aquellos momentos, y es bueno que la ciudadanía lo tenga presente también ahora.

Asturias lleva décadas en un aterrizaje suave, muy suave, de las crisis industriales y del sector primario en las últimas décadas del siglo pasado. En la actualidad, y apoyado también con fondos y políticas europeas, Asturias se enfrenta, por fin, a la fase de despegue. Merece la pena seguir confiando en los socialistas. En mi próxima columna en este diario me detendré más en ese futuro que nos invita a afrontar nuevos proyectos con optimismo. Adelante.