Sergín, el primero

A última hora del pasado martes recibimos la inesperada y triste noticia del fallecimiento de nuestro amigo y compañero Sergio González, Sergín. La incredulidad inicial pronto dio paso a un profundo shock, mientras las llamadas y la noticia en los grupos de WhatsApp se iban acumulando. Jamás nadie pensó que Sergín se podría ir tan rápido, aun habiendo sido el primero en todo durante toda su vida.

Conocí a Sergín a finales de los noventa, cuando compartimos activismo estudiantil en la Universidad de Oviedo, él en la Facultad de Derecho y yo, en la de Economía. Aun a pesar de las condiciones objetivas, que le dificultaban el desarrollo de una vida ordinaria, Sergín era siempre el primero. Como miembro de Aula Crítica, la asociación que reunía a los estudiantes de Derecho progresistas, estaba siempre presente en todas las reuniones, manifestaciones, concentraciones, y también en las celebraciones de aquellos años. Su vitalidad y compromiso, su plena autonomía, aún con sus muletas de entonces, fueron siempre un ejemplo para los demás.

Poco después se integró al Partido Socialista como consecuencia natural de su conciencia social, y se embarcó en proyectos varios en pos de la integración de las personas con algún tipo de discapacidad funcional. El equipo de natación Handisport, que presidió durante mucho tiempo, es excelente testigo de ese empeño personal. También ejerció el periodismo en distintos medios asturianos, prueba también de esa vocación por estar presente e incidir en la realidad de nuestras vidas. Y junto a ese compromiso político y social, también veíamos a Sergín cada domingo en el Tartiere, acompañando y animando a nuestro Real Oviedo.

Quiero recordar también a sus padres y familiares. Sergín siempre contaba con orgullo cómo había sido educado para ser plenamente autónomo, cómo durante años sus padres lograron no trasladarle un excesivo proteccionismo, al que quizá todos son sentíamos inclinados, inculcándole la búsqueda de la libertad y el desarrollo de una vida plena, un equilibrio, sin duda, difícil de lograr, pero que todos vimos en él. Nadie habría sabido hacerlo mejor, y les agradecemos ese esfuerzo que nos permitió a todos disfrutar de su amistad y camaradería.

Sergín se ha ido, insisto, demasiado pronto. Siempre quiso ser el primero, pero no para esto. Sin duda, este duro último año de combate contra la pandemia, que le alejó de su piscina y que nos ha obligado a todos a replegarnos en nuestros hogares, ha contribuido a este triste suceso.

El 6 de mayo le felicitaba en su 41 cumpleaños, y el pasado lunes celebramos también la victoria del Oviedo como garantía de la permanencia del equipo en Segunda. Hoy no podré acompañar a la familia y amigos en el acto de despedida, y bien lo siento. Su partida deja un vacío infinito. Siempre estará en nuestra memoria y en nuestro presente; como ejemplo pero, sobre todo, como amigo.

Tal y como cantaba Franco Battiato:

“Il cielo è primordialmente puro ed immutabile

Mentre le nubi sono temporanee (…)

La luce si unisce allo spazio in una cosa sola indivisibili”

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