Estoy seguro de que este premio contribuirá a renovar la confianza de los ciudadanos en el proyecto de integración en clave federal, en un momento en el que necesitamos del mejor aire puro asturiano de unos premios cada vez más universales y a impulsar el trabajo de las instituciones europeas para alcanzar una Unión más sensible y cercana a sus ciudadanos. La Europa que sueñen los chavales del Instituto de Roces no es exactamente igual a la que imaginaron los padres fundadores pero ambas deben contemplar la prosperidad, la paz y los valores de convivencia que hacen de nuestro continente el mayor espacio de libertad del mundo.