Un gobierno europeísta para España

En todo caso, más allá de las valoraciones sobre cada una de las personas del gabinete, Pedro Sánchez ha querido lanzar, al menos, tres mensajes a la sociedad española. Primero, aun cuando el gobierno no dispone de una mayoría parlamentaria sólida, se percibe una ambición reformista y progresista central. Segundo, el ejecutivo refleja la pluralidad y riqueza de la sociedad española, y es plenamente contemporáneo con la sociedad a la que aspira a conducir que ambiciona un futuro mejor. Y tercero, Europa pasa a estar en el centro de la actividad del propio gobierno en un momento clave para el futuro de nuestro continente.

Desde Bruselas y Estrasburgo, ese compromiso europeísta en realmente muy apreciado. La Unión atraviesa momentos difíciles, fundamentalmente ante el egoísmo de muchos Estados miembros que prefieren retener unas competencias que no pueden hacer efectivas aún a costa de empeorar los problemas (crisis euro, refugiados, terrorismo, etc.) confundiendo a una ciudadanía que culpa a “Europa” y no a sus capitales de esa incapacidad manifiesta. Pero también abordamos auténticos desafíos de populistas y nacionalistas que han alcanzado el poder en Polonia, Hungría o Italia con efectos desastrosos para quienes deseamos avanzar en este proyecto común. Y en este terreno, en el debate europeo, el gobierno puede y debe actuar con mayor margen de maniobra para liderar la reforma de la Unión.

Europa necesita a corto plazo revisar el diseño de la unión monetaria y a finales de este mes se celebra una cumbre que se plantea clave para diseñar una hoja de ruta nítida. El gobierno de Mariano Rajoy había filtrado un documento carente de toda ambición y alineado con intereses que no son los nuestros. Sánchez y su equipo revisarán esa posición. A su vez, Europa debe dotarse de un sistema común de fronteras que viabilice la zona Schengen, amenazada por los problemas de seguridad, pero también que estructure un régimen común de acogida a refugiados. La decisión de acoger el Aquarius es ejemplar y debe avergonzar a los Estados que no asumen su responsabilidad, pero sobre todo debe catalizar una respuesta europea por la que la Comisión y el Parlamento llevan pelando largo tiempo. A su vez, España debe liderar la campaña europea contra aquellos gobiernos que en el seno de la Unión no respetan el Estado de derecho y la independencia de los poderes del Estado, respaldando medidas ejemplarizantes contra Polonia y Hungría. Y, por último, en este breve artículo, nuestro país debe cooperar en la construcción de una política exterior común, en un momento en el que Europa se encuentra atenazada ante la Administración Trump y los desafíos de nuestro vecino oriental, Rusia.

Por otra parte, en nuestra patria querida, Asturias, nos enfrentamos al notable desafío de adaptar nuestro sector industrial a los requerimientos de la lucha contra el Cambio Climático, en el que este gobierno se va a volcar. Los socialistas asturianos continuaremos defendiendo una transición justa y no traumática que a su vez ayude a modernizar a nuestro sector industrial. El trabajo no será fácil, pero tanto el gobierno actual de Javier Fernández, como el que espero para el próximo año liderado por Adrián Barbón, en colaboración con todos los socialistas, especialmente los que ostentamos alguna responsabilidad, apostará por esa modernización de nuestro fundamental sector industrial. Adelante.

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