La concordia de Europa

Artículo publicado en el diario «El Comercio» el 20 de octubre de 2017

Cuando el pasado 21 de junio, el Jurado del Premio de la Concordia decidía otorgar el Premio Princesa de Asturias a la Unión Europea se culminaban meses de gestiones que comenzaron con un almuerzo de trabajo con Diego Canga, jefe de Gabinete del Presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, y que contó con el apoyo entusiasta desde un inicio de algunos otros asturianos en Bruselas. Durante estos meses, personalidades y ciudadanos de toda índole se han ido sumando a una candidatura que no buscaba sino reconocer la contribución sin precedentes que ha tenido el proyecto europeo para la vida de los ciudadanos europeos y para la estabilidad del continente y del mundo.

Como asturianos, no debemos minusvalorar el hito histórico que supone la presencia de los máximos representantes de las tres instituciones europeas más relevantes, Comisión Europea, Consejo y Parlamento Europeo en nuestra región que no debe plasmarse solamente en las efemérides de la prensa local, sino que debe reorientarnos en nuestra apuesta por una Asturias más abierta que sepa aprovechar todas las potencialidades que le aporta Europa para su crecimiento económico y su cohesión social.

Quienes creemos vivamente en Europa no podemos hacer abstracción de las dificultades por las que hoy pasa el proyecto europeo. Son tiempos para reafirmar el método comunitario y para que los Estados asuman que su soberanía teórica no es pragmática a la hora de abordar asuntos como la gestión de nuestras fronteras exteriores y, por ende, de los flujos migratorios y de refugiados, o las políticas de Seguridad y Defensa.

Premiar a la Unión Europea es hacerlo a sus valores y a la visión de sus padres fundadores. Es un premio a las miradas de largo alcance, a los pactos inclusivos entre diferentes, un premio a quienes forman parte de este club por haber superado fantasmas del pasado y también un espacio de sabiduría con el que contener los movimientos autoritarios de esa historia que siempre vuelve, un premio a un proyecto que permanecerá cuando la vida de cada uno de nosotros se apague.

Nos encaminamos a un periodo donde el rebrote del nacionalismo y del populismo en Europa nos exige tener claros nuestros principios y bien presentes nuestros valores fundacionales que como bien recordaba Frans Timmermans, Vicepresidente de la Comisión Europea, en fechas recientes en la Eurocámara, han constituido nuestras sociedades sobre la base de la democracia, el respeto al Estado de Derecho y a los derechos humanos.  Ninguno de estos tres principios puede ser ignorado en Europa.

Josep Borrell, pasado Presidente del Parlamento Europeo, en su discurso de Barcelona del pasado día 8 decía blandía la auténtica “estelada”, la bandera de la Unión Europea, como referente en la lucha por la libertad, la igualdad y la fraternidad en el conjunto de nuestro continente y más allá. Y esa es la bandera que debemos retomar para responder de una vez a la crisis de los refugiados, pasando por encima de los Estados que están impidiendo ofrecer una solidaria a esta grave crisis.

Cumplimos en este año el 60 aniversario de la firma de los Tratados de Roma. El más largo periodo de paz en Europa en la historia reciente. Este premio debe reconocer esta realidad y servirnos de inspiración para relanzar este proyecto. Es la misión de mi generación.

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