Asturias es un proyecto que no se entiende sin sus alas occidental y oriental. Debemos aprovechar la presencia de los principales mandatarios de las instituciones europeas en nuestra tierrina con objeto de la entrega del premio de la Concordia a la Unión Europa para reivindicar esa otra Asturias que da oxígeno a Europa con sus parajes y que apuesta por el futuro con renovados emprendedores que se van abriendo paso en los sectores industriales, hosteleros, agrícolas o ganaderos.
Las nuevas tecnologías nos abren a un mundo lleno de posibilidades para multitud de iniciativas que ya no requieren tanto de una ubicación geográfica central sino que se apoyan en las posibilidades comerciales que internet trae consigo. Sin duda, las infraestructuras viarias aún no han saldado su deuda con algunas zonas de la región como el suroccidente asturiano, que espera con anhelo una salida de alta capacidad a la meseta a través de las zonas que hoy son pasto de las llamas pero también es urgente que estas zonas no pierdan el tren de la banda ancha que puede retener parte del talento local en otros días condenado inexorablemente al exilio.
El Premio Princesa de Asturias de la Concordia a la Unión Europea es una magnífica oportunidad para mostrar una Asturias capaz de ganar el futuro sin olvidar a nadie y desde la fortaleza que le dan las buenas políticas públicas que hemos desarrollado durante años en materia educativa y sanitaria en todo el territorio y apostando por un equilibrio entre las tradiciones industrial, agrícola y ganadera con un enfoque moderno y competitivo y un turismo diferenciado pujante.
Estos 30 años de Asturias en Europa han cambiado nuestra región de manera determinante. Pocos proyectos se han quedado al margen de la financiación europea y Europa es el espejo tanto de lo que hacemos mejor como de lo que podríamos mejorar.
El saneamiento de nuestros pueblos, la ampliación del Puerto del Musel, la variante de Pajares, equipamientos deportivos, la adaptación de espacios para personas con movilidad reducida y una infinidad de proyectos han sido posibles con la cofinanciación de fondos comunitarios y con la solvencia que aporta para la ejecución de los mismos las experiencias comparadas de otros países de la Unión.
Todos conocemos el valor de los bienes tangibles, los que podemos con facilidad cuantificar pero también existen otros bienes, los intangibles, que son los que hacen de lugares como Europa acreedores de galardones como el que este viernes recibirán en Oviedo Jean Claude Juncker, Donald Tusk y Antonio Tajani en nombre de la Unión. Y estos son, entre otros, la Paz, la libertad, la prosperidad o la concordia entre los pueblos. También en esto Asturias es profundamente asimilable a Europa pues posee una gran cantidad de bienes intangibles tales como su naturaleza, su apuesta por la suma de afectos o la bonhomía de sus gentes que hacen de ella una región con un enorme potencial.
Este premio llega en un momento en el que el auge de los nacionalismos y populismos nos conminan a mirar hacia adelante con decisión. No es momento de dudas ni vacilaciones sino de pisar el acelerador. Asturias, como buena coleccionadora y potenciadora de identidades, debe estar en la vanguardia del impulso que Europa necesita para continuar en la vía de la prosperidad a través de su integración.