Conferencia «Patrimonio Cultural e identidad europea. El ejemplo de la vía Carlomagno»

La Vía Carlomagno, reconocida oficialmente por el Consejo de Europa y de cuya red son miembros varios países europeos como Francia, Alemania, Italia, Bélgica y España, es un perfecto exponente de la unidad cultural e histórica del Viejo Continente. Los lazos históricos, económicos y culturales que nos unen como europeos llevan vigentes desde hace siglos. Ni siquiera la idea de una Europa unida desde el punto de vista político surge en el siglo XX: el propio Imperio Carolingio constituye un importante precedente que no debe ser desestimado.

Quizá esta idea de unión sea difícil de ver a priori. Creo que esto se debe fundamentalmente al carácter extraordinariamente eurocéntrico de los sistemas educativos europeos: un estudiante de bachillerato puede acabar sus estudios de secundaria sin conocer la obra de ningún folósofo que no sea europeo. Algo similar ocurre con la Historia, la Geografía y la práctica totalidad de las disciplinas académicas que conforman nuestra identidad ciudadana y nuestra idea de sociedad. Si, por el contrario, observamos el mundo desde una perspectiva más amplia, contemplando también la tradición histórica y cultural de otras regiones del mundo como Asia, Oceanía o América, resultará más sencillo percibir cuán europeos y europeas somos.

Así lo he explicado en mi intervención inicial en la conferencia «Patrimonio Cultural e identidad europea. El ejemplo de la vía Carlomagno», organizado por el Centro de Profesorado y Recursos de Oviedo y dirigido a profesores de primaria y a alumnos de la Facultad de Formación del Profesorado. Tras esta introducción y un pequeño coloquio al respecto, hemos abordado otras cuestiones, más vinculadas a la actualidad de la UE, como los nuevos fondos europeos del plan de recuperación. En síntesis, ha sido estupendo compartir esta tarde con tantos amigos y amigas a los que espero poder ver físicamente muy pronto. ¡Seguimos!

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