Alemania vota: posibles escenarios poselectorales

El próximo domingo se celebran en Alemania unas elecciones legislativas en las que no sólo se dirime el futuro del país germano, sino también, al menos, la segunda parte de la presente legislatura europea. Tal es así que, durante los últimos meses, casi todos los temas medianamente conflictivos se han paralizado en Bruselas a la espera de conocer el perfil de siguiente gobierno de coalición en Alemania. La cuestión es que, muy probablemente, el resultado del domingo será sólo la primera etapa hacia un gobierno, que exigirá un periodo de negociación posterior cuya extensión temporal desconocemos.

En primer lugar, todo parece indicar que el SPD de Olaf Scholz ganará las elecciones con un resultado que, según las encuestas, se situará en torno al 25-26 por ciento. Su victoria le obligará a tomar las riendas de las negociaciones para lograr una mayoría estable en el parlamento, el Bundestag, pero tampoco podemos dar por segura su llegada a la Cancillería. Tras él, la CDU/CSU, cuya candidatura encabeza Armin Laschet, obtendría un apoyo del 21-22 por ciento, de modo que la diferencia con el SPD se sitúa muy cerca de los márgenes de error de las encuestas. En segundo lugar, habrá que esperar a conocer el resultado de los Verdes y de los liberales del FDP. La candidata ecologista, Annalena Baerbock, promedia en las encuestas en torno al 15-17 por ciento de los votos, y el líder liberal, Christian Lindner, obtendría un 10-12 por ciento.

Así las cosas, en estos momentos, las coaliciones más probables pasan por un acuerdo de SPD y Verdes, por un lado, o CDU/CSU-FDP, por otro. Sin embargo, no parece que ninguna de esas dos coaliciones podría obtener una mayoría estable, de modo que la historia no acaba aquí.

Durante la pasada primavera, momentos en los que incluso los Verdes lideraban las encuestas, todo apuntaba a un acuerdo entre la CDU/CSU, Verdes y liberales. Los ecologistas alemanes, ya plenamente en el centro ideológico del país (nada que ver con los Verdes de la Europa meridional) dieron muestras de adelantar un potencial acuerdo con los democristianos, donde los liberales no resultaban un problema. Por su parte, el programa de los liberales de la FDP se sitúa lo suficientemente alejado del SPD para que, aun sin estar próximo al de los Verdes, el tripartido conservador-verde-liberal pudiera ofrecer mayor coherencia que un posible acuerdo SPD-Verdes-FDP. Sin embargo, esa opción, que sigue encima de la mesa, dependerá críticamente de la distancia entre el SPD y la CDU/CSU, y de la posibilidad de avanzar en negociaciones entre el SPD y los propios liberales. Y esta vía depende también de las opciones que pudiera ofrecer Die Linke, el partido a la izquierda del SPD

Si Die Linke no supera el umbral del cinco por ciento de los votos, no estaría presente en el Bundestag más allá de los diputados que puedan obtener su escaño en las circunscripciones uninominales, quizá dos o tres, número también insuficiente para optar al reparto de diputados por el método proporcional. En esa opción, la mayoría absoluta, teniendo en cuenta también el voto “perdido” a otros partidos que no logren entrar en el reparto proporcional, se podría alcanzar con algo más del 40 por ciento de los votos, y no resulta del todo implausible la estabilidad de un gobierno SPD-Verdes.

Ahora bien, si alcanzan representación por el método de asignación proporcional de escaños, cabría la posibilidad de que un tripartito SPD-Verdes-Die Linke sumara mayoría, en cuyo caso la capacidad de Scholz para negociar con los liberales se ampliaría notablemente al contar con una segunda opción, al menos matemáticamente. Un posible acuerdo con Die Linke resulta improbable, pero, sin duda, le daría al SPD la fuerza suficiente para contener algunas peticiones de los liberales. Sin embargo, si Die Linke entra en el reparto proporcional de escaños, pero no suma una mayoría con SPD y Verdes, abocaría a una negociación de SPD y Liberales cuyo resultado se desconoce. Es más, las dificultades para avanzar por esa vía volverían a situar el acuerdo CDU/CSU-Verdes-Liberales como una opción posible.

Por último, la vuelta a una “gran coalición”, presidida en este caso por el SPD, podría resultar plausible si ambos partidos suman, lo que no parece probable, pendiente del resultado de Die Linke. Otra opción en esa línea sería una “gran coalición” que integrara también a los Verdes.

Por todo ello, y atendiendo a la actualidad europea y especialmente a los debates en torno la fijación de mínimos impositivos, el impulso a la inversión para acometer la transición energética, la revisión de las reglas fiscales, el desarrollo de los recursos propios o el futuro del Next Generation EU, la peor combinación sería aquella que situara al FDP al frente del ministerio de Finanzas. Sin duda, incorporar a Die Linke también plantearía retos, aunque de otra naturaleza a la espera de que Europa apueste finalmente por un mayor de autonomía estratégica, también en el campo de la defensa.

A su vez, la salida de la CDU/CSU del gobierno en Alemania abre interrogante sobre la evolución del Partido Popular europeo, fuera ya del ejecutivo en la gran mayoría de capitales, y con tensiones con los partidos a su derecha, como en España con VOX, que generan dudas tras en anclaje ideológico y político de estos últimos años de Angela Merkel al frente del Ejecutivo germano.

En fin, demasiadas incertidumbres aún, y algunas más que tendremos a partir del domingo. Europa y Alemania necesitan más inversión, también pública, mejorar los canales de redistribución de la renta, recuperar el ascensor social e impulsar la transición energética atendiendo también a sus efectos sobre la desigualdad. ¡Suerte para Olaf Scholz!

 

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