Una esperanza europeísta en Polonia

En las últimas semanas hemos tenido elecciones legislativas en Luxemburgo y Eslovaquia, locales y regionales en Grecia, y comicios también en los lander de Baviera y Hesse en Alemania. Todos ellos ofrecen distintas interpretaciones, pero la marea de fondo que alienta a las fuerzas populistas y a la extrema derecha siguen presentes. En todo caso, las elecciones parlamentarias de este domingo en Polonia protagonizan las discusiones electorales de este otoño, aunque tengamos también ahí, a final de noviembre, elecciones en los Países Bajos. Veamos.

En Luxemburgo, la coalición de liberales, socialistas y verdes, encabezada por Xavier Bettel, ha perdido la mayoría parlamentaria. La caída de los verdes dificulta ahora la reedición del gobierno progresista, lo que obligará a incluir a algún otro partido menor en la coalición, aunque tal operación no será fácil. Si esa vía no encuentra recorrido, la derecha democristiana, que obtuvo el mayor número de escaños, tendrá su espacio para armar una mayoría alternativa y en tal empresa podría estar tentada de buscar un acuerdo con la derecha populista que incrementó de nuevo su apoyo electoral. Sería una mala noticia.

Por contra, en Eslovaquia, los populistas y euroescépticos están en la izquierda y han ganado de nuevo las elecciones con algo más del veinte por ciento de los votos. Su líder, Robert Ficco, abandonó el ejecutivo de su país en 2018 en medio de una crisis muy severa ante distintos casos de corrupción y tras haber sido suspendida su participación en el Partido de los Socialistas Europeas. Tras estos años con gobiernos inestables, Ficco tiene alcance de su mano organizar una nueva coalición parlamentaria que le permita alcanzar de nuevo el ejecutivo. Su discurso populista sobre inmigración, el papel de la Unión Europa y el respaldo a Ucrania son similares a los de la extrema derecha de la región y si logra recuperar el poder será un nuevo problema para todos nosotros.

En Grecia, las elecciones locales y regionales han mantenido el apoyo al centro-derecha, sin mayores sorpresas, al igual que en Baviera y Hesse, donde la CSU y la CDU retienen el poder, con malos resultados para los partidos de la coalición semáforo del gobierno federal, socialistas, liberales y verdes, y un incremento notable de la extrema derecha de Alternativa por Alemania.

Ahora bien, el debate de hasta qué punto estas corrientes de fondo euroescépticas mantienen o ganan fuerza dependerá críticamente de las elecciones parlamentarias de este próximo domingo en Polonia, un país que por su tamaño y centralidad representa desafíos mucho más relevantes. Desde 2015, Ley y Justicia (PiS) se ha mantenido en el gobierno, apoyado por otras formaciones menores, con un discurso de confrontación con la Unión y una política interna que tensiona la independencia del poder judicial, bajo un influjo totalitario que ha venido alejando al país de los estándares democráticos europeos. En todo caso, la condicionalidad de la financiación europea ligada al Estado de derecho para el desembolso de nuevos recursos, especialmente los ligados al Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, y la invasión de Putin en Ucrania han suavizado ligeramente tales tentativas en los últimos meses. Sin embargo, la proximidad de las elecciones ha acentuado su perfil populista, restringiendo las importaciones agrícolas de Ucrania y endureciendo su discurso contra la inmigración. Pues bien, por primera vez en los últimos años, la oposición europeísta está en condiciones de competir con cierta fuerza. La liberal Coalición Cívica, liderada por el otrora primer ministro y presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, se encuentra a sólo unos cinco puntos de distancia del PiS (35 por ciento vs. 30 por ciento), la coalición de centro-izquierda y una nueva plataforma también pro-democrática sumarían ambas en torno al diez por ciento, lo que podría dar lugar a una mayoría parlamentaria pro-europea, si bien la Confederación por la Libertad y la Independencia, también ultra-nacionalista, podría alcanzar el nueve por ciento del electorado. De este modo, cualquier opción resulta plausible en estos momentos y aunque el PiS sigue disfrutando de una ligera ventaja, habrá que estar atentos al reparto final de los escaños para adelantar cuál será la senda de Polonia para los próximos años.

Por último, el 22 de noviembre, se celebran también elecciones en los Países Bajos, en donde los socialistas contamos con el hasta muy recientemente vicepresidente de la Comisión Europea Frans Timmermans como candidato. Su llegada a la arena nacional ha disparado la intención de voto progresista. Veremos cómo evoluciona el debate en las próximas semanas. Confianza y esperanza. Adelante.

No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.